Enrique Cabrera es un travieso hacedor de sueños. Bailarín, coreógrafo, titiritero. Director y fundador de una compañía de danza contemporánea singular. Por estos días de despertares, se adelantó a la apertura de teatros, al comienzo de gira, para conectar con el público a través de las redes sociales en la mini temporada on-line «Aracaladanza en tus manos». No es nada novedoso para el mundo, pero sí es completamente nuevo para Enrique, devoto (claro) del contacto físico, del encuentro, del trabajo en equipo, del cuerpo presente…

Por Camilo Iriarte Flores

En este primer encuentro on-line formal, Enrique Cabrera, director de Aracaladanza, pasó de la timidez a la reflexión creativa en un segundo, ante un público pequeño pero muy activo en una ya “tradicional” sala de Zoom. “La dramaturgia de los sueños” es la primera del ciclo de charlas de la mini temporada “Aracaladanza en tus manos” con la cual, la compañía quiere abrir otras vías de diálogo creativo, con el público y también con los colegas. En sucesivos encuentros, Enrique Cabrera dialogará con Elisa Sanz, diseñadora de vestuario y escenografía, Ricargdo Vergne, diseñador de objetos y atrezo o Pedro Yagüe, diseñador de las imágenes multimedia.

Es lunes, nueve de la noche pasadas. Los ojos del director de Aracaladanza se iluminan cuando, después de una hora de charla, alguien levanta la mano en la ventanita de chat de Zoom. Es una niña. Carolina, de 11 años, que hace una pregunta corta pero enorme:

– “¿Cómo se hacen las sombras?”

Enrique salta del sillón blanco de su pequeño despacho… Las sombras son protagonistas recurrentes de su dramaturgia de los sueños. La niña decodifica “Nubes”, el espectáculo que acaba de ver desde ese universo al que está dirigida la obra y desde el que está diseñada la obra; el de los niños, “espacio no contaminado” en donde nadie se pregunta acerca de lógicas narrativas.

– (Suspiro) “Las sombras aparecen, desaparecen y se duplican, dice Enrique, con luces y también con proyecciones. El bailarín mira su sombra, invita a su sombra a jugar. La sombra es independiente del objeto que produce la sombra. Las sombras me fascinan, son muy evocadoras, sugieren mucho. Me encantan todos los campos de las artes escénicas y fusionarlos con mi lenguaje, la danza. Un vestuario no solo sirve para vestir un bailarín, necesito que sea algo más, y con la luz pasa eso, y las sombras son también producto de eso…”

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Titiritero, bailarín, director de danza contemporánea, obsesionado con los objetos como medio de comunicación, enamorado del teatro japonés, la ópera china, la corporalidad como medio de expresión, la danza teatro, el teatro experimental y, sobretodo, de la pintura. Enrique Cabrera trabaja desde una aproximación que reconoce como la dramaturgia de los sueños. En los sueños todo tiene lógica y dentro de la lógica de los sueños viven las obras de Aracaladanza.

A través de un mecanismo narrativo en donde la dramaturgia no está representando nada concreto, el trabajo en equipo que desarrolla la compañía con artistas como Elisa Sanz, Álvaro Luna o Pedro Yagüe, entre otros, entabla una conversación con el espectador a partir de imágenes y sensaciones que más que contar, sugieren. Vestuario, objetos, iluminación y proyecciones audiovisuales, dialogan con los bailarines, sembrando ideas que solo pueden ser recordadas y contadas a través de impresiones muy similares a las de nuestros sueños.

“Mi idea inicial de la obra se parece muy poco al resultado final”, contesta Enrique a una pregunta sobre el origen de sus obras. Y quizá esto también se relacione con nuestra manera recordar los sueños. Aracaladanza, compañía de corte autoral, reconoce trabajar con un lienzo en blanco en el que todo vale pero en el que tampoco es bueno que todo valga. Trabajar sobre la dramaturgia de los sueños implica un proceso intuitivo en el que hay que estar profundamente conectado con cada cuadro que se está creando y con el orden en que van a ir esos cuadros, y solo a través de la honestidad se puede saber qué es lo que funciona y qué es lo que no funciona. Es como escribir una obra de teatro con objetos, imágenes, sonidos y emociones.

Enrique enfrenta la primera etapa de la construcción de las obras con cierta claridad acerca de qué objetos quiere utilizar, alguna idea de vestuario, el clima de la obra y el tipo de música; ritmos e instrumentos concretos. Pero su responsabilidad primero pasa por la necesidad de que todo el equipo recupere ese imaginario del mundo de los niños. Luego Elisa Sanz comienza a darle una vuelta a los espacios y todo el equipo comienza a vivir el mismo sueño bajo la premisa de que nada resalte sobre otra cosa. Aracaladanza construye piezas colectivas.

“Algo que también es verdad es que la obra pide lo que necesita, la obra siempre habla y va sugiriendo el orden en que deben ir las cosas”, y esto, es resultado de ese estado intuitivo del artista.

La dramaturgia de los sueños ya había comenzado a gestarse diez obras antes de Pequeños Paraísos, primera pieza de su trilogía, dedicada a los genios del arte, pero el concepto consiguió su madurez durante la realización de este tríptico escénico. El ejercicio de consciencia de la pintura como el referente más claro para Enrique, significó decidir darle una vuelta a su manera de abordar los referentes. Su propia imagen por primera vez frente a “El Jardín de las Delicias” en el Museo del Prado, una obra que desde los 14 años descomponía en los libros que devoraba, lo empujó a ir más adentro en su proceso creativo.

«Es como Jugar con tu propia sombra», le dice a la niña…

La trilogía, compuesta por «Pequeños Paraísos», «Nubes» y «Constelaciones», está inspirada por «El Jardín de las Delicias» de El Bosco, en el caso de la primera, la obra de René Magritte en el caso de «Nubes», y Joan Miró en el caso de «Constelaciones». Tres artistas que se ajustan mucho al lenguaje de Aracaladanza, y en cuyas obras se encuentra el surrealismo, universos oníricos y una gran capacidad evocativa. “El trabajo de estos artistas tiene una relación muy directa en la forma como exponemos sobre el escenario una obra en donde no hay una narrativa”. La trilogía de Aracaladanza ha obtenido decenas de premios y reconocimientos, como el Premio Fetén al mejor espectáculo, Premios Max a mejor espectáculo, mejor vestuario, mejor iluminación, entre otros.

Aracaladanza produce obras etéreas, que vuelan, que estallan en un segundo, como los globos que Enrique introduce y desarrolla continuamente en sus obras. De todo eso seguiremos conversando cada lunes de junio, en la serie «Aracaladanza en tus manos» en charlas con el equipo creativo de la compañía.

Si quieres ver las obras de Aracaladanza y asistir a la próxima charla «Objetos para soñar», puedes buscar tus entradas aquí.